¡Tengo un gran peso en mi espíritu! Lo que recibo hoy en la Montaña de Oración.
Nahum Rosario
Los que decimos que somos cristianos tenemos que desarrollar una nueva conciencia de responsabilidad espiritual. No podemos ser como los demás que han puesto toda su esperanza en las cosas de este mundo como si lo material pudiera satisfacer las necesidades espirituales del ser humano. Veo a tantos creyentes, laicos y líderes en una carrera de ratas, para ver quién acumula más cosas, quien tiene la mejor casa, el automóvil más flamante, o viste la ropa de mejor marca. Hablo como pastor que soy. Podemos llegar a equivocarnos pensando que el gran éxito de nuestra iglesia depende del edificio con aire acondicionado, los mejores equipos de sonido, el salmista más talentoso, o la mejor organización de nuestra administración. Quizás por esto, muchos no se atreven responder al llamado de Dios al ministerio porque creen que hasta que no tengan estas cosas no pueden tener una iglesia exitosa.
Por favor que alguien escuche el grito de mi corazón. Lo único que le dará victoria al creyente y la iglesia es la fe del Cristo resucitado, y el bautismo de fuego del Espíritu Santo. Un hombre, o una mujer con la revelación del Cristo resucitado ardiendo en su corazón, y con el poder del Espíritu Santo inundando y controlando todo su espíritu, alma y cuerpo; puede revolucionar una iglesia, una ciudad, o un país sin todo este aparataje que hoy creemos que es indispensable para que se predique el evangelio. ¿Qué tenía la primera iglesia que revolucionó su entorno donde quiera que fue? ¿Qué sofisticado equipo de sonido y televisión tenía Juan Wesley para prender en fuego a Inglaterra? ¿Qué grupo ministerial tenía Carlos Finney que le preparara su visita a una ciudad, con excepción del Padre Nash que llegaba una semana antes para abrir los cielos por medio de la oración de intercesión? Oro que conquistemos lo que ellos sí tenían, la realidad viva de la fe de un Cristo resucitado que vivía y se manifestaba en ellos, y la investidura del verdadero Bautismo del Espíritu Santo, que primero los santificó y los consagró para cumplir toda justicia, y luego los equipó para predicar este sagrado evangelio con poder, fuego, y señales y milagros.
¡PARECE TAN SIMPLE, PERO ES MUY PODEROSO Y LO ÚNICO QUE PUEDE PROVOCAR OTRO AVIVAMIENTO CON ALCANCE MUNDIAL QUE HARÍA QUE LAS MISMAS PUERTAS DEL INFIERNO SEAN SACUDIDAS!
Ahora el relámpago del Espíritu de Dios arde en mi alma,
Llamas de Su compasión divina sobre mí caen.
El poder del Espíritu de Dios golpea el poder del infierno.
Dios en el hombre, ¡Oh gloria! ¡Gloria! Cuenta toda la historia.
(JGL)
12 Mayo 2016